Hay muchos atentados terroristas en el mundo, pero pocas veces vemos al líder de un país, lideresa en este caso, hacer frente al miedo, la islamofobia y los mensajes de odio con tanta dignidad y esperanza.
El viernes 15 de marzo un hombre atacó durante el rezo dos mezquitas en Christchurch, Nueva Zelanda, provocando la muerte de 50 personas y numerosos heridos, personas de entre 3 y 77 años, algunas refugiadas recientes otras llevaban generaciones en el país. La mayor matanza en la historia del país. En su primer discurso tras el atentado, Jacinda Ardern, la primera ministra de Nueva Zelanda, dijo que el ataque había ocurrido “porque representamos la diversidad, la bondad, la compasión. Un hogar para quienes comparten nuestros valores. Refugio para quien lo necesite. Y esos valores no serán y no pueden ser sacudidos por este ataque", afirmó. "Ellos somos nosotros", agregó, que viralizó en un hashtag en Twitter: #TheyAreUS. Jacinda vistió un velo islámico en la reunión con algunas de las personas que sobrevivieron a la masacre, empezó su discurso en el Parlamento con el saludo árabe salam aleikum (que significa "la paz sea contigo"), y ha hecho un llamamiento mundial para para frenar la ideología racista. Cuando el Presidente Donald Trump le llamó para mostrar sus condolencias y preguntar qué podría ofrecer Estados Unidos para ayudar, ella le respondió: "Simpatía y amor por todas las comunidades musulmanas". Además de palabras y gestos, que son muy necesarios, su gobierno ya ha iniciado el proceso para endurecer las leyes sobre posesión de armas en el país. Algunos neozelandeses entregaron sus armas voluntariamente a la policía después del ataque. ¡Ole, ole y ole primera ministra!Nuestra oficina en Nueva Zelanda está recogiendo mensajes aquí