Hoy, 13 de mayo, es el primero de los cuatro días que durará la vista en la que el gobierno británico comparecerá ante el Tribunal Superior para defender su decisión de seguir concediendo licencias de exportaciones de armas a Israel. Se han establecido conexiones entre estas exportaciones y posibles crímenes de guerra en Gaza, incluidos los bombardeos de Al Mawasi, zona designada segura en la que, según informes, al menos 90 personas perdieron la vida en un solo ataque.
Amnistía Internacional Reino Unido llevó a cabo una protesta visual en la que una persona que llevaba una careta del rostro de Keir Starmer sostenía un cartel que negaba las atrocidades masivas en Gaza con las palabras “¿Qué genocidio?”; una crítica visual del silencio político en medio del sufrimiento civil masivo. Imágenes disponibles aquí © Marie-Anne Ventoura/Amnesty International
Amnistía Internacional Reino Unido y Human Rights Watch han intervenido en el caso para presentar pruebas que demuestran la ausencia de compromiso de las autoridades israelíes con el derecho internacional humanitario, así como una argumentación jurídica sobre el hecho de que el gobierno británico no cumple cabalmente con su obligación de prevenir el genocidio, como establece el artículo 1 de la Convención sobre el Genocidio.
Sobre el primer día de la vista, Sacha Deshmukh, director ejecutivo de Amnistía Internacional, comentó:
“De acuerdo con la Convención sobre el Genocidio, Reino Unido tiene la obligación jurídica inequívoca de hacer cuanto esté en su mano para prevenir el genocidio. Sin embargo, el gobierno británico continúa autorizando la exportación de material militar a Israel, a pesar de todos los indicios de que Israel está cometiendo un genocidio contra la población palestina de Gaza. Esto es un grave incumplimiento de las obligaciones de Reino Unido.
Lo que sucede en Gaza no se esconde, se está difundiendo al resto del mundo en tiempo real. Familias palestinas enteras están siendo barridas de sus hogares. La población civil es atacada en espacios que deberían ser seguros. Se ha desmantelado sistemáticamente el sistema de asistencia médica de Gaza, se han destruido sus infraestructuras de saneamiento y suministro de agua, y su población es asediada y obligada a morir de hambre. Más de un millón de personas han sido desplazadas a la fuerza, sin un lugar seguro adonde ir. No son actos accidentales, y sólo es posible llegar a una conclusión: se trata de un genocidio.
Se acabó el tiempo de los equívocos. Reino Unido debe suspender de inmediato todas las exportaciones de armas a Israel y cumplir sus obligaciones en virtud del derecho internacional. No hacerlo supondría una burla del compromiso declarado de Reino Unido con los derechos humanos, el Estado de derecho y los principios de la Convención sobre el Genocidio.”